sábado, 23 de febrero de 2008

Las Tres Unciones












Dios quiere que seamos líderes que obtenga resultados y hagan un impacto sobre nuetro mundo! Pero, ¿cómo podemos ser esa clase de líder?

Ni educación, ni las habilidades especiales le darán a tu ministerio el poder que debe tener para transformar las vidas de las gentes. ¿Qué podrá transformarlas?

La completa unción del Espíritu Santo únicamente confiere la unción función. celestial que necesita para cumplir su

Dios nos ha hecho "reyes y sacerdotes para nuestro Dios" (Apocalipsis 1:6). Él quiere que tengamos el poder de reyes y la pureza de sacerdotes. Es vital que experimentemos Su unción a plenitud a fin de tener eso.

En este estudio, te mostraré cómo "la unción" traerá liberación, fortaleza y salvación al pueblo de Dios.

Cristo en griego (y Mesías en hebreo) significa "El Ungido". Jesús introdujo Su ministerio al proclamar: "El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar… sanar… pregonar libertad… a los ciegos vista… poner en libertad…" (Lucas 4:18). Jesús aclaró que era porque el Espíritu del Señor le había ungido que podía estar capacitado para tener un ministerio efectivo. La misma regla se aplica a ti y a mí.

Isaías habló acerca del poder de liberación de la unción en las siguientes palabras: "El yugo se empobrecerá por causa de la unción" (Isaias 10:27). Hay un hermoso coro basado sobre este versículo que dice así:

Por medio de la unción Jesús destruirá el yugo.
Por medio del Espíritu Santo y poder,
como lo anunciaron los profetas.
Este es el día de la lluvia tardía.
Dios se está moviendo con poder nuevamente,
Y la unción romperá el yugo.

Esta es la verdad, Debemos tener el Espíritu Santo dentro de nosotros e impartir la unción plena para dirigir al pueblo de Dios y cumplir Su Voluntad en nuestra generación.

¿Cuál es esa unción? ¿Qué tiene que decir la Biblia acerca de ella? ¿Cómo ha venido sobre los líderes en las generaciones pasadas?

LAS TRES UNCIONES
Aprendemos acerca de tres unciones diferentes en el Antiguo Testamento:

• La unción del LEPROSO
• La unción del SACERDOTE
• La unción del REY.

La Unción Del Leproso
La lepra era la enfermedad más aterradora de la antigua Palestina. Esa horrible condición consumía lentamente la carne de sus víctimas indefensas. Ocasionalmente, los dedos de los pies y otras extremidades morían, se pudrían y se despegaban de sus partes.
El leproso desafortunado era expulsado de su comunidad. A fin de prevenir que otros se acercaran a ellos, los leprosos tenían que dar aclamaciones por donde quiera que iban, diciendo: "¡INMUNDO, INMUNDO!" La víctima de esa enfermedad horrible, sólo podía esperar una muerte lenta, dolorosa y prematura.

La lepra es un tipo y sombra de pecado; una lección objetiva gráfica, por medio de la cual el Espíritu Santo representa, de manera dramática, el efecto consumidor y espantoso del pecado en la vida de una persona. La lepra deja ver el pecado y la verdadera naturaleza de Satanás. "El ladrón [Satanás] viene… para robar y matar y destruir…" (Juan 10:10).

La lepra, así como Satanás y el pecado, robará nuestras vidas, matándonos y destruyendo nuestro ministerio eventualmente.

La Ley De La Limpieza. Uno se pregunta el porqué Moisés delineó reglas tan elaboradas para la limpieza del leproso y su restauración. Después que tales reglamentos fueron hechos, no hubo un caso de sanidad de lepra en un israelita en todo el Antiguo Testamento. ¿Por qué entonces hizo Dios que Moisés escribiera las reglas?

La razón tal vez se debió a que Dios tenía una lección "oculta" de naturaleza "espiritual" en tales reglas para nuestra enseñanza. Examinemos los detalles en el capítulo 14 de Levítico.

Las reglas que fueron prescritas por Moisés para declarar al leproso limpio y curado, son un cuadro del Antiguo Testamento para la limpieza del pecado en el Nuevo Testamento a través de Jesucristo. Todos los elementos de la experiencia de nuestra salvación están allí.

1) Derramando La Sangre. Un ave llevando la culpa del pecado, el derramamiento y aplicación de la sangre (la cual representa el sacrificio de Jesús derramando Su sangre para pagar la culpa de nuestro pecado).

2) Arrepentimiento Y Confesión. El arrepentimiento, confesión (lo cual representa lo que debemos hacer para ser justificados, o para ser declarados justos cuando nacemos de nuevo).

3) Derramar Agua. (Simboliza el bautismo en agua).

4) La Unción Con Aceite. (Tipifica la obra del Espíritu Santo en la experiencia de nuestra salvación).

La Ley De La Limpieza Aplicada A Nuestras Vidas
1) Arrepentirnos (tornarnos del pecado y la rebelión hacia Dios, a la obediencia de Su Palabra).

2) Confesar Nuestros Pecados a Dios y recibir Su perdón. Si hacemos esto de corazón sincero, somos salvos (sanados) del pecado.

3) Ser Bautizados. Entonces, tenemos que obedecer a Jesús al aceptar ser bautizados en agua.

4) Experimentamos La Unción Del Espíritu Santo que da testimonio junto a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Ro 8:16).

Unción Con Aceite. Ungir significa colocar aceite o consagrar por medio de la aplicación de aceite. Después que el leproso era sano y obedecía las reglas de la limpieza, se presentaba ante el sacerdote levita para ser ungido con aceite.

El aceite en el Antiguo Testamento era símbolo del Espíritu Santo. Cuando se ungía a una persona con aceite, se estaba representando el bautismo en el Espíritu Santo sobre un creyente en Cristo para un propósito específico.

El leproso, una vez contaminado por la lepra, cuando era librado y limpiado de sus efectos, era ungido con aceite para mostrarle que había sido completamente restaurado para ocupar su lugar como miembro de la familia de Israel.
Todo pecador experimenta la unción del leproso cuando nace de nuevo del Espíritu. "Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios…" (Jn 3:5).

Todo el que cree en Jesús y somete la manera de su vivir al Señorío divino, de seguro que experimentará una medida del aceite de la unción del Espíritu Santo. Romanos 8:9 dice: "Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él". 1 Corintios 12:3 agrega: "Y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo".

Estas Escrituras confirman que nadie puede en realidad nacer de nuevo sin experimentar alguna medida de la obra del Espíritu Santo.

Cuando somos bautizados en el Espíritu Santo, hay una unción más plena, la cual, discutiremos con más detalles en la sección de este capítulo sobre la unción del rey. Tal unción es distinta de la obra principal de la salvación. No obstante, ambas envuelven la operación y ministerio del Espíritu Santo.

1) Tres Áreas De La Vida Afectadas. "Y tomará el sacerdote de la sangre de la victima por la culpa, y pondrá el sacerdote sobre la ternilla de la oreja derecha del que se purifica, y sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el pulgar de su pie derecho.

Asimismo tomará el sacerdote del log de aceite… y pondrá sobre la ternilla de la oreja derecha… y sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el pulgar de su pie derecho, sobre la sangre de la expiación por la culpa… lo que quedare del aceite… pondrá sobre la cabeza del que se purifica…" (Lv 14:14-18).

Es importante notar que la sangre del sacrificio y el aceite de la unción fueron colocados sobre el oído, mano y pie. Esto nos muestra que nuestra salvación y experiencia de unción (nuestra sanidad de lepra del pecado) afecta tres importantes áreas de nuestras vidas:

a) Oír - Nuestro oir de la voz de Dios (nuestros oídos)

b) Servicio - Nuestro servicio para nuestro Salvador (nuestras manos)

c) Caminar - Nuestro andar con Él (nuestros pies)

Si no escuchamos la voz de Dios (lea el Capítulo 2), nuestro servicio no será fructífero. Si no seguimos a Jesús en el servicio, nuestro andar con el Señor no será colmado.

Necesitamos la sangre para que limpie nuestro oir, nuestro servicio y nuestro andar. Necesitamos la unción del Espíritu Santo para escuchar, para servir y para andar como debemos. Tanto la sangre de Jesús como la unción del Espíritu Santo son partes necesarias de nuestra "gran salvación" (He 2:3).

La Unción Del Sacerdote
En los capítulos 29 y 30 de Éxodo y el capítulo 8 de Levítico aprendemos acerca de la consagración de Aarón y sus hijos para el sacerdocio.

Consagración Al Sacerdocio. Como en el caso de la unción del leproso, los tipos y símbolos del plan de salvación se encuentran en las reglas que se aplican a lo que es ser apartados (santificados) para el ministerio sacerdotal.

1) Sacrificio De Cordero Sin Mancha. Aarón y sus hijos entraron por la puerta del Tabernáculo de Moisés y se detuvieron frente al altar de bronce. Allí, derramaban la sangre de un cordero sin tacha y sin defecto como una ofrenda por el pecado. Por medio de ese sacrificio, recibían el perdón de la culpa del pecado, cuya paga es muerte (Ro 6:23). Esto es representativo de la experiencia del nuevo nacimiento o la justificación.

2) Lavamiento Con Agua. Después, se movían hacia el lavadero de bronce donde se lavaban completamente. Aquí experimentaban exoneración de su contaminación, del hábito o poder del pecado. Esto corresponde a lo que debe suceder en el bautismo del creyente en las aguas.

3) Vestiduras Sacerdotales Y Unción Con Aceite. Luego, pasaban a la puerta de la "congregación en el tabernáculo" donde recibían sus vestiduras sacerdotales. Esta ceremonia concluía con su unción en aceite. Éxodo 30:30 declara: "Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes".

b. Unción Para Santidad. Concerniente al uso del aceite santo de la unción, el versículo 29 explica: "Con él ungirás el tabernáculo del testimonio… y los utensilios de adoración, y serán cosas santísimas, todo lo que tocare en ellos, será santificado".

Es claro, en los versículos anteriores, que cualquier cosa que el aceite de la unción tocara, era santo. Cuando Moisés derramó aceite sobre la cabeza de Aarón y sus hijos, fueron santos ante Dios.

Esta fue una unción para la santidad, en otras palabras, para ser apartado para el servicio de Dios por medio de vivir pía y justamente. Así que, la unción sacerdotal nos enseña: consignarnos a la justicia y a la manera santa de vivir después de que hemos nacido de nuevo.

Desde ese tiempo en adelante, todos los sacerdotes eran ungidos para ser santificados de la misma manera. Había muchas cosas que un sacerdote no podía hacer debido a la santidad de su oficio. Debido a su unción, muchas cosas podían contaminar a un sacerdote, las cuales, puede que no contaminaran a otros.

1) Apartados Para El Señor. Esta ceremonia fue la que separó a Aarón y sus hijos totalmente para el sacerdocio de Dios. Ellos fueron santificados para tal oficio. Donde la unción del leproso tipificó nuestra justificación, la unción sacerdotal representó nuestra separación para el servicio del Señor y para una vida santa.

Apocalipsis 1:6 dice: "Y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre…". 1 Pedro 2:9 dice: "… vosotros sois… real sacerdocio…". El creyente en Jesucristo ha sido llamado a andar ante Dios como un sacerdote santo.

2) Pureza Y Poder. Escuché, años atrás, al pío Obispo Synab decir: "¡Cuándo comenzamos a hablar a Dios acerca del PODER, Él empieza a hablarnos acerca de PUREZA!" ¡Cuán cierto es esto!

Tenemos que ser salvos no sólo de la culpabilidad del pecado, sino también de su contaminación, hábito y control sobre nuestras vidas. "… y llamarás su nombre Jesús [que significa libertador], porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1:21).

Algunos predicadores dicen: "Somos salvos en pecado". La Biblia dice que somos salvos del pecado. Somos salvos, ¡NO PARA PECAR! No somos salvos para hacer del pecado una práctica. "El que hace pecado, es del diablo…" (1 Jn 3:8).

¡Oh, cuánto necesitamos esta unción sacerdotal hacia la santidad! "Dios, te suplicamos que derrames sobre nosotros tal unción de manera ilimitada." Si no vamos a ser destruidos por Su poder en operación, entonces tenemos que tener su pureza expresada a través de nosotros.

La Unción Del Rey
La tercera unción en el Antiguo Testamento, es la unción del Rey. La unción del primer rey de Israel, Saúl, es descrita con las siguientes palabras: "Tomando entonces Samuel una ampolla de aceite, derramándola sobre su cabeza [la de Saúl], y besándolo, le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por capitán sobre su heredad?" (1 S 10:1).

Leemos acerca de la segunda ocurrencia cuando David fue ungido rey para reemplazar a Saúl. "Envió pues él [Isaí, el padre de David], e introdújolo [a David]; el cual era rubio, de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, que este es.

Entonces Samuel tomó el cuerno del aceite, y ungióle de entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová tomó a David" (1 S 16:12, 13).

a. Impartir Poder Y Autoridad. La unción del rey impartirá el poder y autoridad del oficio de rey. Con esa unción, el Espíritu de Dios vino sobre el rey a fin de que pudiera gobernar al pueblo de Dios: Israel.
El cumplimiento de la autoridad y poder del Nuevo Testamento que resultó de la unción del rey, se encuentra en Hechos 1:8: "Mas recibiereis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros". El Bautismo con el Espíritu Santo, es claramente el duplicado de la UNCIÓN DEL REY en el Nuevo Testamento.

"Y fueron todos llenos del Espíritu santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el espíritu les daba que hablasen… y los apóstoles les daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo [poder]… y muchos milagros y prodigios eran hechos por los apóstoles en el pueblo…" (Hch 2:4; 4:33; 5:12).

Las Tres Unciones Hablan De...


Estas tres unciones que hemos visto en el Antiguo Testamento hablan de:

a. Justificación: hemos sido perdonados

b. Santificación: pureza de corazón

c. Autoridad Y Poder:
Dios quiere que nosotros disfrutemos del fruto de las tres uncionesla Biblia quienes disfrutaron de esa "triple unción" o "plena unción".
en nuestras vidas y ministerio. Examinemos algunos hombres en

EJEMPLOS DE UNCIÓN TRIPLE
1. Melquisedec
"Tu fortaleza será renovada de día en día… Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec" (Sal 110:3, 4).

Bajo el orden de Moisés, uno tenía que ser miembro de la tribu de Leví a fin de poder ser un sacerdote. Cuando Jesús vino, nació de la tribu de Judá, de donde tendrían que venir los reyes. (Lea Génesis 49:8-10).

¿Qué derecho tenía Jesús (o usted y yo) al ministerio sacerdotal? Él vino de la tribu equivocada.

El Apóstol Pablo resolvió este dilema en su epístola a los hebreos. Él les explicó que el ministerio sacerdotal de Jesús (así como el nuestro) estaba basado en el precedente establecido por el orden sacerdotal de Melquisedec. (Lea Hebreos 7).

Melquisedec es uno de los personajes más misteriosos en la literatura bíblica. Su nombre en hebreo significa: "Rey de justicia". El también era el rey de la ciudad conocida como Salem (más tarde llamada Jerusalén, que en hebreo significa "Ciudad de Paz"). Así que, podemos deducir que él era Rey de Paz y Rey de Justicia.

Fue además Sacerdote del Dios Alto, quien bendijo a Abraham después de que regresó de su victoria sobre los reyes que se habían llevado cautivos a su sobrino Lot y familia (Gn 14:18-20). Melquisedec funcionó como profeta, sacerdote y rey. Como tal, era un ejemplo perfecto (tipo o representación profética) del Rey Mesías por venir: Jesús.

¿Qué hizo que Melquisedec fuera profeta, sacerdote y rey? La unción que había sobre su persona. "Funcionó en la unción". Dios hizo a Melquisedec lo que fue, al ungirlo.

Y esa es la misma forma en la que Jesús, nuestro sumo sacerdote, profeta y rey, funciona. Esa es además la autoridad por medio de la cual todo hombre lleno del Espíritu de Dios opera. Nosotros ejercemos derechos o privilegios proféticos, sacerdotales y reales (de rey) únicamente por virtud de la unción.

Moisés
Moisés fue otro hombre que disfrutó de esa "unción triple". Dios usó a Moisés para liberar a Su pueblo de Egipto. Luego, a través de él, Dios otorgó la ley a Israel. Moisés gobernó sobre los israelitas por cuarenta años. Él pudo hacer tal obra únicamente por la unción especial que llevaba de parte de Dios. Llevaba tanto la unción de profeta-sacerdote como la de rey.

Como sacerdote, intercedía por Israel y los instruía en el camino de la justicia. También gobernó sobre ellos como rey. Su vida se caracterizó por una tremenda unción de poder y dedicación a la oración. Llevó sobre sí una plena unción. Fue un hombre que ejerció los derechos sacerdotales para tener acceso a Dios y también ejerció gran autoridad sobre el pueblo como rey.

Es de especial interés notar que Moisés no recibió el título de "sacerdote", ni de "rey", aunque operó en ambas áreas.

Los Jueces
Los "jueces" fueron hombres y mujeres quienes también recibieron una "unción triple".

Necesito aclarar un malentendido acerca de los jueces. Ellos fungieron como "salvadores", en el aspecto de que ellos salvaron a la nación de sus adversarios. Fueron "libertadores", en el sentido de que libraron a Israel de sus enemigos opresores. Fueron "jueces" únicamente en el sentido de que ellos trajeron juicio y sabio consejo a la nación.

No fueron "jueces" como los que tenemos en las naciones occidentales, quienes se sientan sobre tronos judiciales en las cortes para hacer que los decretos o leyes sean cumplidos.

Después de la muerte de Moisés, Josué y los jueces (libertadores) que le sucedieron recibieron la "triple unción", tanto para liberar a Israel de sus opresores como para traerlos de regreso a la renovación espiritual de sus relaciones con Dios.

Ellos a menudo fungieron como sacerdotes para reconciliar al pueblo con Dios y a Dios con el pueblo. Fungieron como reyes por medio de levantar ejércitos y dirigirlos para sacudir el yugo de la opresión de sus enemigos. No obstante, no recibieron los títulos de "sacerdotes", ni de "reyes". Fungieron como ambos simplemente por la "unción".

A medida que el Espíritu de Dios venía sobre ellos durante tiempos de gran necesidad en Israel, ellos implementaban las acciones que Dios deseaba que ejecutaran.

Este método informal de administrar las cosas, libró al liderato de ser institucionalizado y una carga para la nación. El gobierno institucionalizado y la religión, usualmente han demostrado ser una maldición para la persona común en la nación o la iglesia.

Samuel
Samuel es el último de esa extensa lista de hombres que llevaron la "triple unción" divina. Durante el período de mil años (1,000), desde Melquisedec hasta Samuel, Dios había estado derramando esa "triple unción" sobre los hombres llamados para proveer de liderato a Su pueblo escogido.

Al igual que Moisés, Josué y los jueces antes de él, Samuel fue levantado por Dios para un tiempo especial de gran necesidad en Israel. Samuel, en armonía con lo precedente, no llevó el título de sacerdote o rey. No obstante, la función de un profeta-sacerdote y rey, fueron evidentes en su vida.

Durante el tiempo en el que Israel necesitaba escuchar del Señor, Samuel fue ungido para profetizar. Debido a que el sacerdocio levítico se había corrompido, Samuel ofreció sacrificio e intercedió por el pueblo. También proveyó el liderato que Israel necesitaba tan desesperadamente.

Como Melquisedec, Moisés y muchos de los demás jueces, Samuel ministró bajo la completa unción de profeta, sacerdote y rey.

Estas vidas de hombres ungidos eran santas ante Dios, y sus ministerios llevaban la indisputable autoridad y poder de reyes. También fungieron en el ministerio sacerdotal a medida que eran ungidos por Dios.

No obstante, aquel milenio (1,000 años) estaba por concluir. Los vientos del cambio estaban soplando fuertemente en Israel. El disgusto por el camino de Dios comenzó a socavar la opinión pública. El pueblo muy pronto comenzaría a pedir un cambio que tendría un impacto dramático en la manera en que la unción descendía sobre los llamados.

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